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Investigar el envejecimiento, una oportunidad de negocio internacional

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Hay un tópico recurrente entorno a la inversión en tecnología y la I+D+i. Es común escuchar y leer que los esfuerzos en estos ámbitos acaban transformándose en pasos que se le ganan al futuro. Pero pasar de la literatura a las matemáticas no es tarea fácil. Stephen Matlin es uno de los que ha cruzado ese umbral. Tras más de dos décadas dedicadas a la banca de inversión y la consultoría estratégica, quiso emprender, fundando la compañía Life Length, centrada en la medición de telómeros –uno de los extremos de los cromosomas implicados, entre otras cosas, en el envejecimiento–. “El sector de la salud – comenta Matlin, explicando el porqué de su incursión en este
proyecto– está entrando en una nueva era en la que la medicina preventiva y personalizada, así como la lucha contra el envejecimiento” han cobrado una especial importancia. Éstas fueron las premisas con las que en el año 2010, junto con la Fundación Botín y la doctora María Blasco, se propuso poner en pie su compañía.

Desconocimiento del sector

De momento, la empresa, que trabaja para médicos, clínicas, centrosde investigación y clientes corporativos, como las grandes farmacéuticas, es la única en el mundo capaz de medir telómeros, que a través de un test patentado por ellos –el Telemore Analysis Technology–, ofrece una valiosa información clínica sobre el envejecimiento biológico.

A pesar de esto, el responsable de la compañía se lamenta porque “el mercado nacional es difícil y cuesta incorporar esta tecnología”. Según Matlin, las dificultades estriban en “el desconocimiento que existe alrededor del  mundo de los telómeros”, no sólo en el público en general, sino también en “los profesionales de la medicina”. Sin embargo, ante un áspero presente, el fundador de Life Lenght se muestra confiado y esperanzado respecto al futuro: “Estoy seguro de que nuestro test acabará siendo una analítica de rutina”.

Junto con España, la empresa opera en toda la Unión Europea, algunos países de Europa del Este, además de Turquía, Estados Unidos, Canadá, México y el Golfo Pérsico. Un despliegue en zonas sumamente dispares con concepciones muy diferentes de lo que significa la sanidad y la importancia de la investigación para la sociedad y el futuro. Sin embargo, la aceptación responde “a un deseo universal común: vivir una larga y sana vida”. Y quizá en ningún otro sector como en el de la salud puede ser más cierta la frase que Matlin repite: “Invertir en I+D+i es invertir en el futuro y para todos”. Un futuro que no será sino el resultado del común movimiento del mundo. “El desarrollo de la humanidad ha sido impulsado desde hace más de 2.000 años por la ciencia y el deseo de mejorar nuestras vidas en todos los aspectos, y así seguirá siendo”, zanja Matlin.

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Fuente: elEconomista

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