Por quinto año consecutivo, la I+D pierde peso en la economía española, una tendencia que se ha repetido desde el inicio de la crisis económica que azotó con dureza a todo el planeta. Según el último Informe Cotec, elaborado con datos del Instituto Nacional de Estadística, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y datos propios, la inversión en este ámbito ha caído un 10% en comparación con los años anteriores a la crisis.
El descenso de la inversión pública en la investigación también se ha sentido en las universidades españolas. En los últimos cuatro años, los recursos del sistema científico universitario español se
han reducido considerablemente, según el observatorio de la Alianza 4U, compuesta por las universidades Autónoma de Barcelona, Autónoma de Madrid, la Carlos III de Madrid (UC3M) y la Pompeu Fabra de Barcelona. En el año 2014 se alcanzó la mayor cifra de pérdida de capital humano en la investigación con una reducción del número de investigadores del 10,16% con respecto a 2010.
Sin embargo, el informe Cotec señala que la inversión en I+D repunta en comparación con 2015 por primera vez desde el estallido de la crisis económica. Uno de los nombres de la conocida ‘fuga de cerebros’ es José Ángel Ávila, Premio Inventor del año 2017. Ingeniero titulado por la Universidad Politécnica de Madrid en 2002, cogió un avión hasta Viena (Austria). «Me fui de fin de proyecto a Austria y me centré en la navegación por satélite. Escribí mi proyecto fin de carrera sobre la compatibilidad entre GPS y el sistema Galileo», cuenta el ingeniero español a ‘Innova+’.
Este pasado jueves, la Oficina Europea de Patentes le ha concedido el galardón, junto a sus compañeros franceses Laurent Lestarquit y JeanLuc Issler, el alemán Günter Hein y el belga-francés Lionel Ries, por el desarrollo de las dos principales tecnologías de señalización de Galileo, el sistema de navegación global europeo (GNSS). «Es un reconocimiento a todos los esfuerzos, cuando Galileo todavía era un sueño y ahora ya es realidad. También un homenaje a nuestras familias por el tiempo que no les dedicamos», reconoce.
Plena capacidad: 2020
Galileo se ‘conectó’ el pasado 15 de diciembre de 2016 tras el lanzamiento de 18 satélites de 30. «Aún no está completado, pero desde el punto de vista operacional cualquiera puede usarlo», señala Ávila. Desde este año, Galileo aporta una amplia gama de nuevas herramientas y servicios que hacen de él el sistema de navegación global más avanzado del mundo una vez que esté a su plena capacidad de funcionamiento en 2020.
«Nuestras señales son más recientes con la tecnología que tenemos. Vamos a ser más precisos, más robustos, más fiables y con más disponibilidad», explica Ávila.
Este año pondrán en órbita cuatro nuevos satélites a bordo del Ariane 5, pero la «constelación Galileo no se completará hasta 2030». La investigación de Ávila comenzó con su instalación en Viena, pero se completó en Múnich (Alemania) donde realizó las investigaciones de estas señales (GNSS). Quince años de investigaciones para «mantener la independencia europea de otros sistemas».
Los satélites ayudan a los usuarios o receptores a encontrar su posición. Emiten señales que transmiten información precisa cuando la señal abandona el satélite y dónde está situado. Con esta información y con un sistema de triangulación con un mínimo de 4 satélites se puede determinar la posición exacta.
«Son como faros en el mar que ayudan a los barcos a orientarse, pero con usuarios», recalca. Pero lo «más importante es que está en manos de civiles y no dependemos de terceros países como con el GPS o GLONASS».
La Oficina de Patentes ha galardonado a José Ángel Ávila con el Premio Inventor 2017
Ávila ha atendido a ‘Innova+’ desde su despacho de la Agencia Espacial Europa en Noordwijk (Países Bajos). Por otro lado, a casi 9.000 kilómetros de distancia y en la agencia homóloga estadounidense, la NASA, trabaja Raúl Polit-Casillas.
Tejido 4D
Su vinculación con la NASA llega después de una beca para terminar sus Estudios Espaciales y de vuelo espacial humano. Eso le llevó a ingresar en el Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA (JPL, por sus siglas en inglés).
«Aunque de verdad, todo comienza cuando tenía 4 años y veía ‘Cosmos’, el show de televisión de Carl Sagan», explica Polit-Casillas. Su sueño le ha llevado a enrolarse en la NASA en la Costa
Oeste para el desarrollo en el diseño de naves espaciales y su tecnología. Cofundador de Atelier en JPL, el diseño de sistemas mecánicos de vuelo e investigación y el desarrollo de impresión 3D y 4D son algunos de sus trabajos en Estados Unidos. «Así que, en pocas palabras, me mantengo ocupado», comenta el ingeniero español a ‘Innova+’.
Trajes en 4D
Precisamente sobre la impresión 4D ha versado su último trabajo. El ingeniero español ha liderado un grupo de trabajo para crear un tejido especial que podría utilizarse para fabricar trajes de astronauta e incluso naves espaciales en el futuro. «Queríamos producir un sistema altamente adaptable que pudiéramos construir en el espacio para servir a múltiples propósitos, por ejemplo, antenas desplegables de gran tamaño», explica Polit-Casillas.
El tejido creado es una malla metálica formada por piezas cuadradas de plata unidas entre ellas. Su proceso de producción lo convierte en especialmente resistente y flexible, e incorpora funciones que lo vuelven capaz de actuar como aislante térmico y con aplicaciones en la Tierra, no solo en el Espacio.
Para fabricar el material, en lugar de métodos tradicionales, se emplean tecnologías avanzadas de impresión 3D que han denominado 4D «porque es posible imprimir tanto la geometría como la
función de estos materiales», sentencia Polit-Casillas.
Fuente: La Verdad de Murcia Innova+