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Hay que entender bien a las máquinas y a las personas

Tras dirigir ING en España y promover durante años el emprendimiento, prueba suerte como empresaria al frente de un fondo de capital riesgo.

Su nombre se asocia siempre a la innovación, la tecnología y el emprendimiento. Carina Szpilka (Buenos Aires, 1968), la que fuera directora general de ING hasta 2013 se estrenó en 2016 como empresaria, al crear el fondo de capital riesgo K Fund, y lo hace ahora como presidenta de Adigital, la asociación que promueve la digitalización de las empresas españolas.

Los mejores profesionales son aquellos que combinan experiencia emprendedora y corporativa»

 ¿Por qué dejó su trabajo en ING?

ING ha sido mi casa, mi familia, y no puedo más que estar agradecida por todo lo que aprendí desde el primer día que pisé el banco. Tuve la gran suerte de que César González-Bueno confió en mí y me llevó con él como directora de Atención al Cliente y Ventas. O sea, llevaba el call center. Desde ahí ocupé varias posiciones más, hasta que en 2010 me nombraron directora general. Y sin, embargo, unos años después sentía que debía dar un nuevo giro a mi vida. Me tiré a la piscina, sin saber lo que iba a hacer. Sólo tenía claro que quería aprender otras cosas.
Y entonces se volvió emprendedora…
He pasado muchos años hablando sobre la transformación, el cambio, la importancia de salir de la zona de confort… Pero yo misma me había acomodado. Me ofrecieron puestos interesantísimos en algunas grandes empresas, pero era tarde, ya tenía ese gusanillo. En los negocios, como en la vida, hay que predicar con el ejemplo. Pensaba para mí misma: «A lo mejor me estoy perdiendo algo». Quería demostrarme que era capaz de sacar adelante un proyecto y, por otro lado, sentía la obligación moral de devolver a la sociedad todo lo que aprendí en ING, la empresa más customer centric que conozco.
Ahora que es su propia jefa, ¿ve las cosas de diferente manera?
Sigo siendo yo, pero tengo la absoluta convicción de que los mejores profesionales son aquellos que combinan experiencia emprendedora y corporativa. Esa ambivalencia te da perspectiva, te enriquece.
No es un camino de rosas…
Desde luego que no. Emprender no es para todos. Es muy difícil, muy duro, cansa mucho, pero no me arrepiento. Hay días que echas de menos trabajar con recursos, pero también desarrollas habilidades que, de otro modo, jamás obtendrías.
¿Cree que un fondo de ‘venture capital’ es un modo de contribuir a la sociedad?
Desde luego. La clave está en los principios y valores de la firma. Nuestro primer objetivo es que las start up en las que participamos tengan éxito, que sean relevantes y generen un impacto. También soy consejera de tres empresas -Meliá Hotels International, Grifols y Abanca- y todas tienen algo en común: son empresas de origen familiar que mantienen sus valores, y que operan en sectores tradicionales que necesitan emprender su transformación digital.
Sus dos socios en K Fund, Iñaki Arrola e Ian Noel, son conocidos emprendedores de éxito. ¿Las excepciones que confirman la regla?
En España está pasando algo interesante. Por un lado, existe ya un grupo de emprendedores que han tenido éxito y que sirven de modelo a los siguientes. La mayoría no lo han conseguido por su dinero o su apellido, sino a base de trabajar y de hacer las cosas bien. Por otro lado, hay un porcentaje cada vez mayor de estudiantes de escuelas de negocio que ya no aspiran a hacer carrera en un banco o una gran empresa, sino a montar su propio negocio. Muchos de los nuevos emprendedores son personas de mediana edad, con muchos años de experiencia y muy buena formación.
En abril se presentó como candidata a la presidencia de Adigital, y ganó. ¿No era su vida suficientemente complicada?
(Ríe) Todo el mundo habla ahora de la importancia de formarse en las nuevas capacidades digitales, pero muy pocos han entendido de verdad la dimensión y la profundidad del cambio. Estoy convencida de que España puede llegar a ser un líder digital, y he querido aportar mi granito de arena.
España, ¿líder digital?
¿Y por qué no? Es una oportunidad que se nos brinda y que no deberíamos desaprovechar. En estos momentos, España ocupa el puesto 14 de la Unión Europea por su nivel de digitalización. Justo en mitad de la tabla. Detesto la mediocridad. Deberíamos subir hasta el top 5 por lo menos. El talento ya lo tenemos, nos falta una regulación más ágil y un modelo de educación que tenga en cuenta que, en muy pocos años, trabajaremos de la mano de la inteligencia artificial y la robotización.

DIRECTIVA, EMPRENDEDORA Y MADRE

Carina Szpilka tiene tres hijas, la mayor de ellas de 17 años. «Escojan el camino que escojan, sólo tengo un consejo para ellas, que entiendan bien a las máquinas y a las personas. Cerrar ese ‘gap’ es fundamental porque el futuro del trabajo es del todo incierto. Tenemos que empezar a reflexionar sobre la posibilidad de que los robots sustituyan a una parte relevante de los puestos de trabajo», advierte. «Es un debate necesario, y urgente».

Fuente: Expansión

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