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Tecnología, el gran aliado del medio ambiente

A finales de 2014, la NASA nos puso en alerta al anunciar que se había registrado el año con más temperatura desde que empezaron los registros en 1880. Un récord que se volvió a superar en 2015 y se ha repetido en 2016, que se ha convertido de nuevo en el año más caluroso desde que existen datos.

El planeta Tierra se está resintiendo y consumidores, compañías y gobiernos, lo saben. La tecnología, como elemento indispensable de nuestro día a día, también ha pasado a formar parte activa de este movimiento contra el cambio climático. “Existen estudios que demuestran que el beneficio que generan las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), sobre todo en términos de reducción de emisiones, es mucho mayor que el impacto negativo que puede tener esta industria sobre el medio ambiente debido a las emisiones que genera”, asegura Alis Daniela Torres, fundadora de Greencitic.

La reducción de gases de efecto invernadero de las TIC en 2020 está cuantificado hasta en un 15%, ya que pueden hacer más eficiente la climatización de nuestros hogares y los electrodomésticos, mejorar los procesos en la industria y evitar desplazamientos a través de la gestión telemática y el uso de videoconferencias. No obstante, consumirán el 12% de la energía eléctrica mundial. En ese sentido grandes compañías han optado por el uso de energías renovables, lo que a su vez tiene un impacto positivo en la reducción de gases de efecto invernadero”, explican a EXPANSIÓN fuentes de la Oficina Española de Cambio Climático (OECC) del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente.

El aliado del medio ambiente

Tecnología verde

Las TIC en particular y la innovación tecnológica, en general, “son aspectos básicos que pueden contribuir a frenar el cambio climático, pero para ello es necesaria una transformación del modelo económico y energético mundial, de los sistemas de producción, de los hábitos de vida y consumo…

Y esa transformación va a ser y está siendo ya, digital”, argumentan desde el Grupo Español de Crecimiento Verde (GECV), asociación de la que forman parte empresas españolas como BBVA, Iberdrola, Gas Natural Fenosa o Ferrovial.

El estudio SMARTer2030 asegura que se puede lograr una disminución del 20% de las emisiones de CO2 en 2030. Además, según explican desde GECV en base al estudio Mobile Carbon Impact, se estima que las comunicaciones móviles permitirán reducir más de 180 millones de toneladas de CO2 al año, una cantidad equivalente a las emisiones de los Países Bajos y cinco veces más que las correspondientes a las propias redes móviles. Y esta cifra se multiplicará hasta llegar a reducir 500 millones de toneladas de CO2 al año en 2020.

“Existen numerosos ejemplos cotidianos de cómo las TIC promueven conductas sostenibles: el carsharing y carpooling se basan en aplicaciones móviles haciendo factible el coche compartido , contenedores de residuos que informan remotamente que están llenos, informaciones meteorológicas que permiten programar el riego, aplicaciones que permiten programar la calefacción, información en tiempo real que evita tomar una ruta con atascos, y un largo etcétera de usos que irán ampliándose a nivel global”, explican desde el ministerio.

Ciudad y casa inteligentes

En cuanto al consumidor, es conveniente ofrecer al cliente herramientas para que gestione la demanda, de forma que conozca lo que consume y lo controle. “La aplicación de Factor Smarthome ofrece herramientas para saber cómo convertir una casa tradicional en un hogar inteligente y conocer el momento en que es más barata la luz y, por tanto cuándo se contamina menos”, comenta Emilio Rousaud, fundador y consejero delegado de Factor Energía.

“Las TIC están cambiando la forma en la que el usuario final interactúa con sus suministros energéticos, dotándole de mayor capacidad de decisión y actuación. Eventualmente, y con las correctas señales, esto se reflejará en una mayor eficiencia en el uso de la energía y, por lo tanto, en una reducción de las emisiones”, explican desde Gas Natural Fenosa.

Cada vez son más las aplicaciones que animan al ahorro en el hogar para incentivar en el uso de la tecnología en casa. Un ejemplo es Mirubee, una plataforma móvil apoyada por Telefónica Open Future que permite conocer el consumo de cada electrodoméstico por separado, ajustar la potencia contratada, elegir la mejor tarifa eléctrica, etc.

“El hogar conectado contribuirá a que se ahorre energía cada vez más en las viviendas. En el tema de la ciudad, el sector con más impacto medioambiental es el transporte.

Aquí podríamos hablar de como las TIC facilitan la penetración del movilidad eléctrica y sostenible en las ciudades, por ejemplo con la bicicleta o el coche compartido que contribuyen a la reducción de emisiones y a la mejora de la calidad el aire que respiramos”, explica Alis Daniela Torres.

Según la ONU, para el año 2050 más del 70% de la población estará concentrada en grandes zonas urbanas, lo que convierte a las tecnologías de la información en un elemento clave para hacer de las ciudades entornos más habitables, saludables y sostenibles. “Tanto el Internet de las Cosas como el big data están en el corazón de las llamadas smartcities, más habitables y sostenibles. Por ejemplo, facilitan el ahorro de combustible y electricidad por la iluminación de las calles, evitan la congestión del tráfico o agilizan el aparcamiento.

Además, ya hay una gran variedad de aplicaciones que podrían mejorar la involucración de los ciudadanos en la gestión de los grandes núcleos urbanos, con el objeto de mejorar el servicio público que se les ofrece y al mismo tiempo generar personas más informadas, involucradas y responsables”, explican desde GEVCV.

Por su parte, la Oficina Española de Cambio Climático del Mapama participará este año en el III Congreso Ciudades Inteligentes, que se celebrará en Madrid en abril con una nueva temática denominada “Medio Ambiente Urbano, Resiliencia y Cambio Climático”.

Agricultura sostenible

Para asegurar el abastecimiento de alimentos, desde la Oficina Española de Cambio Climático aseguran que se está trabajando en la búsqueda de nuevas variedades de cultivos y razas de ganado que se adapten mejor a los futuros escenarios de cambio climático, en la búsqueda de nuevas tecnologías de ahorro de agua y en técnicas de gestión de los suelos que los hagan más resilientes ante los impactos del cambio climático.

En Filipinas, donde los desastres naturales son frecuentes, el Gobierno ha llegado a un acuerdo con la FAO para utilizar drones que identifican qué zonas agrícolas están más amenazadas por los desastres y evaluar rápidamente los daños. Por otra parte, en Panamá se ha enseñado a los indígenas a manejar drones para monitorear los bosques y asegurar su mantenimiento, clave para la alimentación de esta comunidad.

Fuente: Expansión Economía Digital

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